"El verano es el auténtico paso a otro año. La nochevieja está mitificada. Mucha gente deja a la novia o al marido en verano. O el trabajo, o la casa, o su ciudad, para coger fuerzas y a otra cosa mariposa. Y a pesar de que se nos olvida cómo es, el verano es el momento en el que somos más conscientes de que esto que estamos viviendo: lo recordaremos. En verano hay más intención. Más predisposición a interpretar el papel de estar vivo. Esa responsabilidad. Uno se esfuerza más por no hacer nada. Y se interroga más, se calibra si ha vivido plenamente, tan plenamente como los veranos que la infancia prometía."
Iñigo Dominguez, "Polo de limón" (Editorial del KO, 2020)
Comencé el verano como tiene que comenzarse el verano. Lo se muy bien porque recuerdo haber mirado la hora el 21 de junio a las 00.00 y ser consciente de que tenía encima las dos cosas que hay que tener encima para reconocerse dentro de un verano: gusto a cerveza en la boca y olor a sal en el pelo.
Hoy es 5 de julio. Estoy en Madrid. Mi barrio está lleno de vallas, latas vacías, banderas de colores y baños químicos. Así será hasta el domingo, que terminen las fiestas del Orgullo. La calle huele a cerveza.
Voy a cortarme el pelo y le digo a la peluquera que no me lo seque, que lo secará el sol. Me dice "entonces te echo un poco de agua de mar, para que coja textura". Y así es como nos vamos, mi pelo y yo, tan contentos y sintiéndonos como si estuviéramos en la playa, kilómetros away de Madrid.
Cerveza y sal. Todo huele y sabe a verano. Todo huele y sabe a posibilidad.
La cerveza (y su sabor y su aroma y su frescura) fueron durante toda mi vida la sensación de eso. Creo que para todos (los que trabajamos "en esto" y los que no), lo es. El sabor y el aroma y la frescura del disfrute. Del verano, de las fiestas, del fútbol, del asado del domingo, de los merecidos after offices, de los besos robados, de los viajes. De "todo lo que está bien", como dicen los hippies.
Sin embargo, desde que trabajo "en esto", la cerveza tiene más que ver con su regusto amargo (es metáfora, sí) que con el disfrute.
Ya sé que trabajar de lo que se ama es una trampa ("si amas algo, por favor no te comprometas con ello" dijo Fran Lebowitz pero nadie la quiso escuchar). Ya sé que para trabajar #EnEsto o en cualquier otra cosa, hay que separar la pasión de la parte lógica (la que paga las cuentas y la que asume responsabilidades). Pero últimamente, noto cierto desbalance. Ultimamente, son más las veces que hablar de cerveza tiene que ver con con “todo lo que está mal”.
Quizá siempre fue así en el sector. O quizá, es que ahora me jode un poco más. Porque, incertidumbres aparte, estoy con ganas de hacer un par de cosas y, sin embargo, estoy pudiendo comentar mis planes cerveceros con todos mis amigos, menos con mis amigos cerveceros.
Y es que hablar de planes cerveceros con amigos cerveceros, está significando recibir una cantidad absurda de opiniones negativas.
¿Os pasa? Se que igual no es de mala fe. Se que ya es cuestión de inercia. En algún momento (por cuestiones razonables, claro), caímos todos en el espiral de que todo esta mal, de que hay fantasmas imposibles de vencer y de tantos otros cuentos. No entraré a opinar sobre hechos concretos porque literalmente esta nube negra lo sobrevuela todo. La cuestión, no es que hayamos entrado en el rulo de la negatividad. La cuestión, es que no sacamos la cabeza fuera jamás. Y mi cuestión, es que si no saco la cabeza fuera, no me puedo mover.
Ni yo, ni nadie. Ni cada uno, ni todos en conjunto.
En este contexto y en este momento del año, entonces, escribo esto para enviar un mensaje muy, muy, muuuuuuy importante:
FELIZ VERANO :)
Por favor. Lo necesitamos. Muchísimo. Con TODO lo que feliz y verano significan.
Ayer, en una cata, alguien me dijo sobre la gose: “sabe a verano”.
Es sal, es cerveza. Tenía razón.
Nos deseo de verdad un feliz verano. Feliz sal y cerveza. Feliz aroma y sabor a posibilidad.
Feliz olvidarnos, aunque sea un rato, de las incertidumbres, para reconectar, aunque sea un rato, con el disfrute.
TRABAJAMOS CON CERVEZA. El disfrute es, a fin de cuentas, la razón por la que todos estamos #EnEsto.
El disfrute es el empuje para movernos. Cada uno y todos en conjunto
Ojalá el verano traiga nuevos comienzos. No grandes, chiquitos. Como el permitirnos disfrutar plenamente. Tan plenamente como los veranos que la infancia prometía.
Acertado enfoque optimista Eña, yo también en breve me tomo un descanso, soy de mar, bucear, andar, despejar cuerpo y mente, y me llevo cosas buenas y refrescantes Meta Edabeak, Cyclic, Cantillon...para las tardes Orval, algunas porter e IPAs varias y con esto hago proselitismo positivo para introducir a los amigos pero es verdad que en clave del sector mantengo mas alta la alerta, hay algo que chirría en el panorama español y hay que dar con ello, no es un enfoque negativo, es una visión realista que busca soluciones.
El mundo cervecero es maravilloso y como bien dices en el artículo y concluyes - Como el permitirnos disfrutar plenamente. Tan plenamente como los veranos que la infancia prometía. - y esta infancia la vivimos con el llamado "boom" con ferias bastante locas, abiertas, improvisadas, ilusionantes... ¿a quién no le gustaría volver a esa infancia cervecera? Ahora tenemos un sector fuerte, resiliente, con mucha mas calidad y cantidad que aquellos días pero confieso que hecho de menos aquella ilusión, a ver si el verano nos reactiva, me uno y comparto tu optimista ilusión.
Buena lectura veraniega :) Primero de todo... a ver, no nos vamos a engañar, el que trabaja *en* cerveza tiene una visión menos romántica del mundillo que le permite dar consejos más profundos. El que no trabaja en cerveza suele romantizar lo que representa un curro en el sector, y más a día de hoy. Dicho esto, tú también trabajas de ello, así que si te has hecho tus ilusiones también tendrás inputs objetivos para habértelas hecho.
Hay una lucha en este artículo, porque el deseo de vivir el presente es evidente, pero hay un foco en el pasado y en el futuro que aromatizan todo el texto. Pero vaya, es que el verano es esto, especialmente para los que tuvimos una buena infancia y juventud cerca de él, donde soñamos y soñamos mucho.
¡Feliz verano y feliz cerveza!