Capítulo 10: Por qué a las mujeres no les gusta tanto la cerveza
No es una falsa premisa. Saben a lo que me refiero.
Me lo he estado preguntando mucho últimamente. No como mujer parte del sector. Me lo pregunto como consumidora de cerveza y como amiga de consumidoras de cerveza.
No sabéis la odisea que puede llegar a ser ir con alguna de mis amigas (ídem: las que no son parte del sector) a tomar una cerveza. Sobre todo si es en un bar especializado. Es toda una coreografía: mi amiga no entiende la pizarra, yo le cuento un poco, miramos juntas la nevera, las etiquetas la confunden más todavía (además de parecerle bastante repelentes), se lo intento aclarar un poco, veinte minutos después consigue elegir algo que, más o menos, suponemos que va a gustarle. Entonces nos lo sirven. Finalmente no, no le gusta. (Lo se por la cara que pone, porque generalmente no me lo dice por no hacerme sentir mal. -Ahí es cuando termino yo también sintiéndome mal-). Y así es como ya directamente nos bebemos la cerveza de un trago apurado para salir al final de ahí, a por un spritz mal hecho en el bar random que más cerca nos quede.
Por qué a las mujeres no les gusta tanto la cerveza.
La semana pasada fue el día de Santa Hildegarda y la nombré en una cata, mientras le contaba a la gente sobre el lúpulo. Nada especial, solo dije que justo ese día era su santoral. Una señora se puso a googlearla ahí mismo y se ESCANDALIZÓ con todo lo que encontró. Procedió, incluso (y fue un momento bastante lindo, debo decir) a contarle a todo el resto de la mesa sobre lo del orgasmo, las pinturas, las obras de música, los tratados de botánica y medicina, las giras por todo el mundo. Etcétera.
El escándalo de aquella mujer no era por todo lo que Hildegarda hizo, aclaro. El escándalo era por que aún con todo lo que hizo, nadie allí había escuchado antes de su existencia.
"Qué fantástica. ¿Por qué no se conoce más sobre esta mujer?" me dijo la mujer. "Porque era mujer", le digo a la mujer.
- "Pero era música y médica y filósofa y cervecera y pintora", me dice.
- "Ya. Igual que Da Vinci. Y todos sabemos vida y obra de Da Vinci. Pero Da Vinci no era mujer". Le digo.
- "¿Y si tan satisfecha iba por la vida, por qué en los cuadros sale con cara amargada?", me dice un hombre. (Sí, se sintió súper inteligente con su chiste).
- "Porque estás viendo un retrato pintado por un hombre. Si ves sus autorretratos, no solo no está amargada sino que está algo mejor que feliz: está en trance", le dije. (Claro que yo también me sentí súper inteligente con mi chiste).
Por qué a las mujeres no les gusta tanto la cerveza.
Quizá hay algo de fondo que tiene que ver con esto de que el mundo, por lo que sea, tiende a olvidarnos un poquito como público. Si tiende a olvidarnos hasta como personaje histórico, es de esperar.
Me explico con un ejemplo: Escribí hace un tiempo en esta plataforma sobre cuánto me gusta hacer cosas sola, incluso beber. Ir a bares sola, viajar por cerveza sola, ir sola a festivales. Pues bien. Resulta que, ultimamente y tan solo meses después de escribir aquello, me pasa que no estoy disfrutando tanto de relacionarme sola con la cerveza. No me está resultando un lugar seguro. No (solo) el entorno. También la cerveza misma. A veces las opciones no me son amables. No estoy generalizando, pero sabemos bien que en los bares y tiendas (y ni te digo en los festivales), la mayor parte de las pizarras están dedicadas a cervezas de graduación exagerada. La graduación es tan solo uno de los factores de decisión de compra de una cerveza, pero en este caso es de los más relevantes. Ver cómo en la industria se olvidan que científicamente la mitad objetiva del público tiene una tolerancia al alcohol limitada, me hace sentir que un poquito se olvidan de nosotras.
También está el tema de la imagen. No la de las etiquetas, que ya he dicho en el ejemplo del principio que directamente nos repelen. Me refiero a la imagen de las mujeres con una cerveza en mano.
El último estudio del Gender Pint Gap Revisited de Dea Latis, menciona que una de las (varias) razones por las que el consumo de cerveza en mujeres ha decaído es que "las mujeres sienten que tomando cerveza no dan buena imagen".
Pensaréis que no puede ser, si avanzamos enormemente en deconstrucción.
Pues abrir la red social de Elon Musk y volvemos a hablar.
Aunque ni siquiera tengo que ir a X para verificar lo que cuenta el estudio. Tengo amigas a las que sus propias parejas les hacen comentarios si beben mucha cerveza. Tengo amigas que no ponen fotos tomando cerveza en sus perfiles de apps de citas porque dicen que "los hombres no te toman en serio si creen que eres una borracha".
Mi propia familia me habla a veces preocupada por subir “demasiadas fotos de cerveza” a mis redes sociales.
Este prejuicio sobre la mujer-que-toma-cerveza no es problema del mundo cervecero, es problema del mundo. Pero en el mundo cervecero (micro y macro) no veo que se haga mucho para facilitar que la mujer se sienta cómoda presumiendo de que bebe cerveza. Insisto, no solo desde la forma (la comunicación, las etiquetas, los formatos, la cristalería), también desde el líquido.
Yo trabajo con una cerveza bastante “facil” de beber y sin embargo no hay cata donde al final no se me acerque una mujer y me pregunte "por qué no hay más cervezas para mujeres".
Y aunque no tengo la respuesta, sí que entiendo perfectamente a qué se refieren. Se refieren a más oferta de cervezas con baja graduación, o menos carga calórica, o sin gluten, porque hay epidemia de mujeres con trastornos gastrointestinales e intolerancias, producto de la vida que hoy llevamos. Cervezas que podamos elegir cuando una vez al mes cualquier resaca le pesa el triple a nuestras migranias o a nuestra hinchazón. Y dentro de todo esto: cervezas que sean ligeras pero sepan bien. Porque hay, claro que hay, alguna que otra cerveza “ligera” con la que nos podemos conformar y pasarla “menos peor”. Pero no son de las buenas.
Las únicas opciones que tenemos parecen ser: pasarla regular, con una cerveza regular, o pasarla bien con una buena cerveza, pero muy, muy mal, al día siguiente.
Los avances que veo en cuanto a tendencias de cervezas con menos alcohol y calorías/gluten/carbohidratos, responden a las tendencias wellness generales (cosa que igual celebro, ya he escrito sobre esto)
Apuesto a que muy pronto veremos los bares llenos de ese tipo de cervezas, que responden a lo que nosotras estamos esperando, pero con un escalador o un ciclista en su etiqueta. Al sector de mujeres mainstream, se le seguirán ofreciendo cervezas rosa ultra azucaradas, porque se supone que es lo que quieren. Y esto, hablando del sector macro. Las artesanas probablemente sigan olvidando a este target un rato más.
Preguntale a cualquier amiga de fuera del sector, probablemente coincida con mucho de lo que estoy diciendo.
Preguntale a cualquier amiga del sector, probablemente te mienta. Porque sí que nosotras, las de este lado, también tenemos algo de “culpa” de que no se nos hable. Es cultural y es histórico. No es nuestra culpa en serio. No creo ni que nos demos cuenta de cuánto lo hacemos. Es como mis amigas que no se animan a decirme que no les gusta la cerveza que les hice pedir, por no hacerme sentir mal.
Como mujeres, si hay algo que no es para nosotras, o nos callamos y nos amoldamos tan a gusto (como muchas en el sector hacemos a veces, tan orgullosas de ser one of the guys), o bien chau, nos vamos sin chistar a donde sí nos reciban. A por un vino, o un spritz mal hecho en el bar más random que haya cerca.
Ah, pero qué lindas quedamos en las fotos de las apps de citas con un spritz en la mano.
No tengo una conclusión al respecto sobre todo esto, la verdad.
Solo venía a poner la pregunta out there, porque ya que me la estoy haciendo yo, se las extiendo a ustedes también así me decís qué pensáis.
¿Por qué a las mujeres no les gusta tanto la cerveza?
¿Por qué a la cerveza no le gustan tanto las mujeres?