Cosas que me pasaron:
Vi (tarde) “Past lives”, la peli esta coreana que se supone te desgarra el corazón.
Spoiler alert: me desgarró el corazón.
Por si no la han visto, va sobre un chico y una chica que estaban “enamorados” cuando tenían diez años e iban juntos a la escuela en Seul. Luego, la familia de ella emigra a Canada y no se ven más. Pasan unos doce años y se encuentran por Facebook, retoman la amistad por Skype y un poco se “re-enamoran” ya siendo jóvenes. Sin embargo, por distancia y cosas de la vida, deciden cortar el contacto.
No voy a contar la película entera pero sí me detendré en la imagen que puse arriba.
En el momento en que la película se “estanca” porque los personajes principales dejan de relacionarse, ocurre esa escena.
La chica que ven en la foto, Nora, es la protagonista. El chico que está al lado, tomando una fucking Torpedo IPA, se llama Arthur y no, no es su amor de la infancia. No es el co-protagonista. Es un random nuevo que aparece. Es el amor de la adultez.
Hace poco escuché a alguien decir que la Torpedo IPA de Sierra Nevada había sido su cerveza “canónica”. Esa cerveza que al probarla por primera vez le hizo pensar “la puta madre, qué es esto”. La cerveza que le hizo dar cuenta que había algo más allá, fuera del reconfortante y conocido mundo de las lagers (con las que todos nos iniciamos).
En la estructura dramática de un guion, la escena de Past Lives en la que Nora conoce a Arthur, es el segundo punto de giro. Algo que acontece después de una meseta, en la cual las cosas no están ni mal ni bien, sino que están demasiado tranquilas, hasta que llega ese evento canónico que de repente acelera la narración. Después del segundo punto de giro, el drama se renueva. Y gracias a él, la historia puede seguir avanzando (y el personaje principal, madurando).
Que haya una Torpedo IPA en la escena es casi casual. Está porque encaja con el personaje de Arthur (chico de la costa este americana en los late 2000, camisa a cuadros, escritor, moderno, creativo). Sin embargo, es la cerveza perfecta para representarlo. Tiene todo el sentido del mundo. Nora cambia de rumbo drásticamente al encontrarse con él. Madura y reemplaza al amor de su infancia por él.
¿No es acaso la Torpedo IPA un icono representativo de ese punto de giro en la historia de muchos con la cerveza?
Es mas ¿no lo es acaso en la historia de la cerveza en general? (¿O estoy delirando? Que también puede ser. La primavera mi sangre altera)
No se trata de ese primer punto de inflexión, donde los estilos cerveceros tradicionales se expanden por el mundo. Tampoco es el primer punto de giro, donde los cerveceros caseros comienzan a experimentar. La Torpedo (es que en serio, hasta su nombre decreta que viene a impulsar la narración) es ese segundo punto de giro, donde Ken Grossman y tantos otros loquitos explotan y cambian todo para siempre.
Nada. Lo vi y se los quería compartir porque además de una película fantástica no me puedo creer lo bien puesta que está esa cerveza ahí.
Cervezas que me he tomado:
Para rematar esto de que en mi mente todo tiene que ver con todo, justo hace poco probé la nueva cosita crujiente de Sierra Nevada.
La imagen es de banco porque la probé de barril y no le saqué foto (perdón, untappers, cancélenme).
Tal como la lata enuncia, la “crisp little thing” es una lager/pilsner refrescante y fácil de beber. No hay más vueltas.
Me esperaba algo tipo una hoppy lager, o italian pilsner y esas reinterpretaciones lupuladas (que ojo, me encantan), pero no. Era lo que decía la lata. Era una vuelta a los orígenes. A lo simple. Al beber, ligeramente, por el gusto de beber.
En Past Lives, Nora se reencuentra finalmente con su amor de la infancia y sí, es bonito. Volver a lo familiar siempre es bonito. Pero lo es, fundamentalmente, porque volver implica haberse ido bien, bien lejos. Volver, implica que hubo un torpedo que explotó todo, al punto de pensar “la puta madre, qué es esto” y cambiar todo para siempre.
En fin. Aguante la ficción, las cervezas canónicas que vienen a cambiarlo todo y las simples que vienen a recordarnos por qué amamos lo que amamos.
Pilsner en mano: salud, amiguitos. Y buena semana.